La Azafata (resumen)

La Azafata

Me acerqué y acaricié su cabello rojo, deshaciendo el moño, luego le quité el chaleco, y la camisa de satén blanco reveló que no llevaba sujetador. Sus pezones hinchados llenaron mis dedos, que ya no pudieron dejar de tocarla. Tenía la piel cremosa, y todo lo que en ella no era blanco marmóreo, se hallaba enrojecido de deseo.

Ella me acarició la cabellera y el sexo. No tuvo apuro en desvestirme, pero sí en meter sus manos por dentro de mi ropa interior, para comprobar que ya estaba empapada…